La influencia de la naturaleza en el poblado turístico de Llifén, ubicado en la comuna de Futrono a orillas del lago Ranco, es innegable. Los diversos paisajes que lo componen, desde las imponentes montañas cubiertas de bosques nativos hasta las aguas tranquilas del lago, dan fe de cómo la naturaleza ha modelado este lugar en un destino único para los visitantes.
El lago Ranco, con sus aguas cristalinas, es uno de los mayores atractivos naturales de la zona. Sus islas y penínsulas ofrecen refugio a una variada biodiversidad, convirtiéndolo en un paraíso para los amantes de la observación de aves y la fotografía naturalista. Los cajones del río Caunahue muestran evidencias de la actividad glacial pasada, evidenciando un valle encajonado que se ha formado a lo largo del tiempo debido a la erosión glacial y fluvial. Este proceso ha dado lugar a características únicas en el relieve, con paredes altas y estrechas que son testigos del pasado geológico de la región.
En la cuenca del lago Ranco, también se pueden encontrar cerros y formaciones rocosas compuestas principalmente de granito. Estos cerros son el resultado de procesos geológicos que involucran la formación y exposición de esta roca ígnea intrusiva, destacando la influencia de la erosión diferencial en la configuración de sus perfiles y formas distintivas.
En resumen, el poblado turístico de Llifén es un testimonio de la armonía entre el ser humano y la naturaleza. Su belleza natural ha sido fundamental para su desarrollo como destino turístico, ofreciendo a los visitantes una experiencia única en contacto con la majestuosidad y biodiversidad del sur de Chile.